Inventos en la edad contemporanea








Inventos en España en la edad contemporánea

Otros inventos



INVENTOS EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA:


Los inventos en la edad contemporánea marcan un antes y un después en la historia de la humanidad.




·         La pila: Alessandro Volta 1800


La pila es un dispositivo que genera energía eléctrica por un proceso químico. Tiene dos terminales llamados polos, uno de ellos es el polo positivo o ánodo y el otro es el polo negativo o cátodo.

La primera pila eléctrica fue creada por Volta en 1800.

El funcionamiento de la pila, consiste básicamente en introducir electrones en uno de los polos de la pila y extraerlos por el otro. La circulación de los electrones a lo largo del cable o alambre que una dichos polos constituye la corriente eléctrica. Para que se produzca, hay que conectar cada extremo de la pila entre si a través de un cable o alamabre de un material conductor

 

·         El telégrafo: Samuel Morse 1833

El telégrafo fue inventado por Samuel Morse, y presentado en sociedad el 6 de Febrero de 1833. El telégrafo de Morse está constituido por una estación transmisora y una estación receptora enlazadas ambas mediante una línea constituida por un solo hilo conductor.

La combinación de puntos y rayas se puede traducir en letras mediante el uso de un código convenido, en la práctica el más utilizado durante muchos años ha sido el código Morse.


·         teléfono: Antonio Meucci/Alexander Graham Bell 1876

Se trata de un instrumento de comunicación que gracias a un micrófono, un altavoz y la electricidad, permite la transmisión de la voz y de otros sonidos. Gracias a él podemos hablar con cualquier persona aunque se encuentre en el lugar más remoto del mundo.


La historia de quien inventó el teléfono es realmente curiosa. Siempre se ha creído que  era el escocés Alexander Gramham Bell, quien trabajó durante años en el diseño de este aparato y lo patentó en 1876. Pero en realidad, el científico italiano Antonio Meucci lo había inventado unos años antes bautizando su invento con el nombre de teletrófono.


·         La bombilla: Thomas Alva Edison 1879

Thomas Alva Edison produjo el 21 de octubre de 1879, una bombilla práctica y viable, que lució durante 48 horas ininterrumpidas. Heinrich Goebel construyó en el año 1854 lo que muchos consideran la primera bombilla, logrando que funcionara hasta 400 horas. No solicitó una patente inmediatamente, pero en 1893 (el mismo año de su fallecimiento) fue admitido su invento como anterior al de Edison.

·         La radio: Nikola Tesla 1895

Nikola Tesla es el verdadero inventor de la radio puesto que en 1895 Tesla ya había inventado un sistema para transmitir mensajes de voz sin hilos aunque fue Guglielmo Marconi quien presentó la patente en 1904.

En la década de 1940, la radio dio un salto al aparecer los primeros sistemas basados en la frecuencia modulada (FM), que permitió mejorar el sistema radiofónico. Posteriormente aparecieron los transistores. Eran aparatos pequeños que sustituían las lámparas de radio y permitieron reducir el tamaño de los receptores.

El 23 de febrero de 1981 fue un día importante en la historia de la radio en España. Esa noche, la sociedad española pudo seguir en directo por radio el intento de golpe de estado que se produjo en el Congreso de los Diputados. Conocida como ‘La Noche de los Transistores’, aquella jornada supuso la consolidación de la radio como medio informativo

·         La penicilina: Alexander Fleming 1945

La penicilina fue el primer antibiótico empleado en medicina y su descubrimiento es atribuido a Alexander Fleming, quien junto a otros científicos médicos obtuvieron el premio Nóbel de medicina en 1945.

Las penicilinas son un determinado conjunto de antibióticos con la capacidad de eliminar las bacterias que causan infecciones en el cuerpo humano. Las penicilinas constituyen uno de los primeros antibióticos utilizados de la historia para tratar infecciones y otras enfermedades serias, de hecho, todavía se las utilizan de forma regular en la medicina moderna.

La romanización

 
 
 
LA ROMANIZACIÓN DE LA PENÍNSULA IBÉRICA
 
Los romanos llegan a Hispania, no para conquistarla, sino para combatir a unos poderosos enemigos: los cartagineses.
 
En el año 218 a. de C. las legiones romanas llegan por primera vez a la Península. La conquista duró doscientos años, hasta que, en el 19 a. de C., las tropas romanas consiguieron someter el último foco de resistencia: cántabros y astures. 
 
Durante esos doscientos años tuvo lugar la adaptación al modo de vida romano por parte de las sociedades conquistadas: es lo que se conoce como romanización. Ello supone un cambio de vida en aspectos tan elementales como la lengua, las costumbres, la religión, el urbanismo, el comercio, la administración… Los habitantes del sur y sureste empezaron pronto a aceptar la cultura de los romanos; por el contrario, los pueblos del norte y del interior sufrieron una influencia menor.
 
El latín sustituyó rápidamente a las diferentes lenguas indígenas, que desaparecieron, con la única excepción del vasco o euskera.
 
En cuanto a las ciudades, los romanos aplicaron dos procedimientos: potenciaron las ya existentes, y fundaron colonias propiamente romanas
 
El proceso de romanización hubiese sido imposible si no hubiese existido una buena red de comunicaciones entre los distintos puntos del imperio. De este modo, y tomando como punto de partida la propia Roma, comenzaron a construirse las primeras calzadas, elemento clave para el desarrollo del imperio, ya que facilitaron tanto el transporte de mercancías como el imparable avance de las legiones. Los romanos llegaron a disponer de 85.000 kilómetros de calzadas, que recorrían el imperio de norte a sur y de este a oeste.
 
El principal objetivo de los romanos, cuando empezaron la conquista de la península ibérica, fue unir la ciudad de Cádiz, entonces la más importante del sur hispánico, con los Pirineos, punto de entrada por el norte.
 
En cuanto a las obras hidráulicas, los romanos construyeron en la península numerosos puentes, acueductos y complejos termales
  • Los acueductos garantizaban el abastecimiento regular de agua a las ciudades. Su construcción implicaba la conducción del agua desde manantiales alejados de la ciudad. La estructura, que era en su mayor parte subterránea, discurría con una ligera pendiente y era visible sólo en las proximidades de la ciudad. El acueducto terminaba en un colector, a partir del cual una red de tuberías distribuía el agua a los distintos puntos.
  • La construcción de complejos termales. Con los magníficos recintos de los baños la higiene llegó a las masas y se incorporó a la vida cotidiana. Se acudía a las termas no sólo para tomar los baños, sino también para untarse con aceites perfumados, recibir masajes, hacer ejercicio o tomar algún refrigerio.