Desde que era una niña, Rigoberta fue testigo de la discriminación, la explotación y las injusticias que padecen los grupos indígenas de su país natal. Incluso su familia (padre, madre y hermano), fueron asesinados por grupos del ejército.
“A nosotros los mayas nos enseñan desde pequeños que nunca hay que tomar más de lo que necesitas para vivir.”
Hay que cuidar y guardar la madre tierra para que nuestros hijos y nuestros nietos sigan percibiendo sus beneficios.”